En una vieja entrada publicada amablemente en otro blog amigo se está ahora mismo desarrollando un debate sobre el viejo tema de lo que podríamos llamar 'Los Límites de la Soberanía Popular', dicho así, con mayúsculas.
Unos dicen que cualquier poder absoluto puede producir monstruos y por tanto el poder absoluto y democrático del pueblo también puede hacerlo.
Otros defienden que, siendo la cuestión 'complicadilla' debe asumirse como primer principio que el pueblo, por los mecanismos que sean, debe ser el que decida sobre los asuntos y que, al ser la ley igual para todos, ese sujeto del poder, sabiamente, se cuidara de producir esos monstruos.
Asumiendo que he hecho una simplificación muy importante de lo allí comentado y que, planteada así la cosa, se transita por un ámbito meramente teórico y completamente especulativo, pienso que se puede uno meter en ese lodazal sin muchos temores.
Empecemos estableciendo un par de principios teóricos 'Super-Democráticos' previos. Se aplicarían ambos en el ámbito geográfico sobre el que ese pueblo se supone que tiene poder de decisión que, porqué no, podría ser por ejemplo todo el territorio del planeta Tierra.
1-Principio Democrático: las decisiones mayoritarias del pueblo (superado el porcentaje establecido por el mismo pueblo en ese momento) se cumplen por definición.
2-Principio de Soberanía: el pueblo puede decidir cuando quiera sobre lo que quiera y nada puede limitar esas decisiones que por tanto se cumplen inexcusablemente.
Veamos algunas consecuencias de la aplicación práctica de estos principios:
A- Primero los aplicamos a un primer caso práctico leve y cercano, en nuestro propio territorio nacional:
Se puede observar fácilmente que, siendo la ley igual para todos, minorías mayoritarias de cualquier tipo podrían ver como algunos de sus deseos y aspiraciones, para ellos muy importantes, se verían sistemáticamente frustrados. Un ejemplo muy socorrido: llegado el caso de que la mayor parte de catalanes o vascos desearan intensamente la independencia jamás la conseguirían, si esa fuera la voluntad mayoritaria del conjunto de los españoles.
Podemos llamar a este corolario el 'Bloqueo de las minorías mayoritarias'
B- A continuación entremos en mayores honduras con otro caso algo menos leve y, aparentemente, también menos cercano:
Nada impediría a ese pueblo asumir mayoritariamente cualquier sistema normativo de los que podríamos llamar 'totalizadores y a la carta', como los que brindan amablemente las grandes y pequeñas religiones y sectas. Eso ya pasa en la actualidad en numerosos países musulmanes que son formalmente democráticos y realmente teocráticos. Si tal deriva se produce con la anuencia del pueblo este tipo de regímenes no deberían ser cuestionados siempre y cuando existiese la salvaguarda de la posibilidad periódica de revalidar en las urnas el sistema.
Este corolario sería el del 'Gobierno por el Libro'
C- Finalmente ricemos el rizo y vayamos a otro asunto aún más serio y profundo:
Cabría incluso la posibilidad de que la mayoría del pueblo decidiese que las leyes no tiene porque ser iguales para todos, pudiendo aplicarse de manera diferente a determinados grupos en función de la característica que se determinase; raza, sexo, nivel económico...... mientras lo decida la mayoría la decisión seria válida. Naturalmente en este caso otro tipo de cortapisas o condicionantes de índole ética, política o normativa quedarían arrumbados por la aplicación del Principio de Soberanía.
Este lo llamaremos el de la 'Desigualdad fundamentada'
Bueno, habría mas consecuencias, toda una panoplia de ellas, pero a mí estas tres ya me bastan para ver que al menos un importante subconjunto de los sistemas que potencialmente se podría derivar de esos dos principios Super-Democráticos no me gustarían nada.
Debo pues concluir, tras este clásico procedimiento de 'Reductio ad absurdum', que algo muy serio falla en uno o en los dos principios o hipótesis de partida.
Y nada más, todo esto es muy elemental y teórico pero conviene tenerlo en cuenta.