29 septiembre, 2007

Dios Me Ponga Donde Haiga


Dicho modernamente 'Dios me ponga donde haya'.


Desgraciadamente, una gran parte de los ciudadanos de este país son proclives a la transgresión en general y al juego de la corruptela en particular.

No es de extrañar pues que tales comportamientos no desencadenen en ellos un juicio ético, propio de un civismo inexistente, si no más bien un exabrupto emocional que hunde sus raíces en las profundidades, donde habita el más importante de nuestros pecados capitales: La Envidia.

De ahí ese tipo de personaje tan frecuentísimo que, protestando y quejándose sin cesar, en realidad solo quiere modificar la sociedad en la pequeña medida en que pueda trocar sus míseras corruptelas en brillante corrupción.

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