28 febrero, 2008

Otro Genio en Acción


A quién le haya gustado la primera entrega quizás también le pueda gustar esta:



Y aquí se puede ver (no muy bien) como aplicó esta manera de trabajar a lo grande:



O si lo preferís podéis ver las fotos de esa obra u otras muchas suyas en su propia Web.


23 febrero, 2008

El extremo de una línea mística



Las Skellig

Llevan ahí desde el devónico, hace unos 400 millones de años, y afloraron sobre la superficie del Atlántico hace unos 200. Las Skellig más que islas son dos inmensas rocas con un altura máxima de unos 220 metros, separadas de la costa de la península de Iveragh, en el condado de Kerry, por unos doce kilómetros de aguas frías y habitualmente movidas, lo que hace que el acceso a las islas sea imposible por largas temporadas, aún hoy en día.

Los mitos irlandeses hablan de que Irr, hijo del legendario Milesius, intentando atracar en ellas, naufragó, ahogándose y siendo enterrado allí. Las primeras referencias históricas datan del siglo V y nos dicen como el rey de Munster, perseguido por el rey de Cashel, tuvo que refugiarse allí con su esposa. Además parece que por aquellos tiempos ya se consideraban un lugar de peregrinación.

Al estar tan aisladas y estar formadas por acantilados por todo su perímetro son refugio ideal de aves marinas, particularmente la Pequeña Skellig. En ella se encuentra la segunda colonia más numerosa del mundo de alcatraces, unas 20.000 parejas. El 50% de estas aves (la de mayor envergadura del atlántico norte) nidifican en solo cinco puntos, todos ellos de características similares a las Skellig. Pero además son espectaculares las colonias de gaviotas, frailecillos, araos, fulmares... que hacen las delicias de cualquier amante de las aves que tenga la fortuna de acercarse por allí. De hecho el interés de la isla pequeña es solo paisajístico y ornitológico.

La grande, llamada Gran Skellig o Skellig Michael, tiene otros alicientes adicionales.

En primer lugar, por orden de importancia, en este peñón funcionó durante unos 600 años de manera ininterrumpida uno de los monasterios más inaccesibles y remotos de la cristiandad. Ya he comentado como una de las principales características de la iglesia celta de Irlanda era su vocación eremítica, en la tradición iniciada por San Antonio Abad. Pues bien, las Skellig cumplían con creces con todos los requisitos buscados por aquellos monjes que ansiaban soledad y tranquilidad para entregarse completamente a la oración, la meditación y el ayuno y sentirse mas cerca de Dios. Así, en un momento no muy bien determinado entre los siglos VI y VIII, el monasterio de las Skellig, que podríamos llamar con fundamento la Meteora del Atlántico, comenzó su andadura.



Se encontraba situado casi en el pico de la elevación nor-oriental de Skellig Michael, en su ladera sur, protegido así de los duros vientos del norte. Como estaba casi en lo más alto de la isla para llegar a él desde el mar era necesario subir por unas empinadísimas rampas que estaban pavimentadas con 670 escalones que facilitaban la ascensión. Los monjes vivían en una especie de estructuras cónicas de piedra que los ingleses llaman 'Clochán', eran seis y se conservan perfectamente hoy en día. Tenían también dos modestos oratorios donde se reunían para rezar en común. Uno de ellos fue reformado en torno al año 1.000 debido a que, por motivos desconocidos, el monasterio fue dedicado a San Miguel (Michael). Alrededor de estos pequeños edificios había varias terrazas, también pequeñas, en donde cultivaban lo que buenamente podían. Se cree que los monjes no pasaron de ser en ningún momento de doce y el abad y que todos los días bajaban la rampa hasta el nivel del mar en busca de marisco y pescado. Los productos de la pequeña huerta y los huevos de las aves que podían buenamente conseguir, en temporada, completaban su raquítica dieta. El agua la sacaban de tres pozos que aún existen. Fueron atacados en varias ocasiones por los Vikingos y, como os podéis imaginar, sus condiciones de vida en aquel sitio eran durísimas. A partir de 1.200, con los inicios del pequeño cambio climático que se ha llamado 'la pequeña edad de hielo', las condiciones de vida empeoraron de tal manera que hicieron imposible la habitabilidad del lugar a lo largo de todo el año. Los monjes se retiraron para no volver nunca a la localidad irlandesa de Ballinskelligs, en donde se integraron en otro monasterio de Agustinos.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto que, rizando el rizo, en el pico más alto de la isla existe otro asentamiento, probablemente para una única persona, con condiciones aún más duras y de acceso hoy en día casi imposible. El estudio publicado por ese equipo merece ser leído por cualquiera que quiera una información más exhaustiva sobre las características de la isla y del monasterio.

Durante los siguientes milenios Skellig Michael ha sido simplemente un lugar de peregrinación. Hasta recientemente por motivos piadosos y ahora por su interés turístico. Nosotros no pudimos ir hasta allí por problemas con el tiempo, el meteorológico y el otro. Con todo lo que sé ahora lo siento mucho.

En segundo lugar hay que mencionar para los amantes de estas cosas que, cómo no, la Gran Skellig fue escogida para el asentamiento de dos faros que se comenzaron a funcionar en 1826. Por tanto desde esa fecha hasta el 22 de abril de 1987, en que el único faro aún en funcionamiento fue automatizado, la isla estuvo permanentemente habitada por otro tipo de monjes: por torreros.

Por último es obligado decir que existen algunos estudiosos, dentro de aquellos a los que les atrae y convence lo místico y/o paranormal, que tras serias y concienzudas investigaciones han descubierto que las Skellig son el extremo de una línea que pasa por varios sitios que tienen que ver con San Miguel o con Apolo (el eje San Miguel-Apolo, la llaman) y que por tanto uniría y resaltaría una serie de lugares en donde, desde tiempos inmemoriales, el ser humano podría tener con mucha más facilidad visiones o sueños. Esa serie de sitios especiales situados sobre esa línea, como las Skellig, el monte St. Michel en Normandía o el templo de Apolo en Delfos, serían una especie de ventana onírica hacia el más allá, el futuro o a otros mundos (o eso me pareció entender).

Skellig Michael es parte de la lista de la UNESCO de lugares Patrimonio de la Humanidad. El otro único lugar de Irlanda que está en esa lista es el conjunto del Boyne que ha merecido también una entrada de este Blog.

Puedes visitar las Skellig si estás por la zona y el tiempo te lo permite.

En este vídeo podéis hacer una visita virtual:



17 febrero, 2008

Micro-Barbaridades muy Extendidas


Primero leamos esto de un gran blog, también asturiano, como introducción al tema.

En una de las cenas de estas pasadas navidades en un conocido restaurante de Gijón, ciudad en donde afortunadamente disfrutamos de un agua de grifo excepcional, se me ocurrió pedir, como en tiempos nada lejanos, que nos trajeran agua del grifo. Algunos de mis compañeros de mesa se quedaron un tanto cortados o ¿avergonzados? ante esta petición mía, como si estuviera pidiendo alguna cosa inconveniente, algo socialmente poco correcto (no solo existe lo políticamente correcto), como si hubiera dicho: 'como aperitivo queremos unas bolitas de mierda de cabra', o algo así.

A los pocos minutos el camarero nos trajo una botella de agua mineral, haciendo oídos sordos a lo que se le había pedido. Yo le reiteré que no era eso lo que queríamos y él retiró la botella y volvió casi inmediatamente diciéndonos que no podía traernos agua del grifo porque ¡no tenían jarras para servirla! Le contesté que de acuerdo, que beberíamos el agua mineral, y que le dijera el jefe que yo particularmente no pensaba volver a entrar en su restaurante en el futuro, palabra que espero cumplir con cierto dolor pues es un sitio que por lo demás me gusta. Cenamos estupendamente sin más incidentes y nos fuimos.

Ya se que esto que cuento parece y es una minucia, o un capricho tonto, y hasta habrá que piense que algo snob además. Pero no es menos cierto que mucho de lo grande, lo bueno y lo malo, está hecho de cosas pequeñas. Y por ello creo que siempre que sepamos que el agua del caño es de suficiente calidad debemos solicitarla, en lugar de esa otra embotellada que además, según parece, en numerosas ocasiones es también del grifo y nos la están cobrando a precio de gasolina (unas 250 veces más que la de traída).

Por la presente os animo a todos a pasaros al bando de los griferos (por supuesto tanto en casa como fuera de ella), con orgullo y sin pudor.

14 febrero, 2008

The Prosumer


A producer and consumer of information.



02 febrero, 2008

El Final de una Carnicería Decisiva


Para los defensores de Stalingrado llegaron los días más duros.

En la confusión de los combates callejeros, del ataque y del contraataque; en la batalla por el control de la Casa del Especialista, del molino, del edificio del Gosbank (banco estatal); en la lucha por sótanos, patios y plazas, la superioridad de las fuerzas alemanas era incuestionable.

La cuña alemana, hundida en la parte sur de Stalingrado, en el jardín de los Lapshín, Kuporosnaya Balka y Yelshanka, se había ensanchado, y los ametralladores alemanes, que se habían refugiado cerca del agua, abrían fuego contra la orilla izquierda del Volga, al sur de Krásnaya Slobodá. Los oficiales del Estado Mayor, que cada día marcaban en el mapa la línea del frente, constataban como las líneas azules progresaban inexorablemente mientras seguía disminuyendo la franja comprendida entre la línea roja de la defensa soviética y la azul celeste del Volga.

Aquellos días la iniciativa, alma de la guerra, estaba abanderada por los alemanes. Avanzaban y Avanzaban sin cesar hacia delante, y toda la furia de los contraataques soviéticos no lograba detener su movimiento, lento pero aborreciblemente decidido.


Y en el cielo, desde el alba hasta el anochecer, gemían los bombarderos alemanes en picado y horadaban la tierra desventurada con bombas demoledoras. Y en cientos de cabezas martilleaba, punzante, el cruel pensamiento de que pasaría al día siguiente, al cabo de una semana, cuando la franja de defensa soviética se transformara en un hilo y se rompiera, roído por los dientes de acero de la ofensiva alemana.


Vasili Grossman, Vida y Destino, capítulo octavo de la primera parte.


El 31 de enero en horas de la mañana el Mariscal Paulus rendía lo que quedaba del 6º Ejército Alemán.

El 2 de Febrero de 1943 se rindieron los últimos soldados alemanes. La batalla de Stalingrado había terminado.

Hoy se cumple el 65º aniversario de esa fecha.

Aproximadamente 150.000 soldados alemanes encontraron la muerte durante la batalla y 100.000 fueron capturados. Tras la guerra, sólo 6.000 de ellos sobrevivieron y volvieron a Alemania. Se estima que la batalla y sus consecuencias directas causaron la muerte de entre 1.500.000 y 2.000.000 millones de personas, entre soldados y civiles.