18 septiembre, 2007

Brú Na Boinne



Da una idea de lo remota que está Irlanda, aunque ahora no lo parezca, el hecho de que no se han encontrado huellas de humanos hasta el mesolítico (los restos más antiguos encontrados son de hace unos 10.000), coincidiendo con el final de la última gran glaciación. se trataba de bandas dispersas de cazadores-recolectores y no dejaron ninguna evidencia de actividad artística o religiosa o de conocimientos de la agricultura.

Los primeros pobladores con cultura neolítica, agricultores y ganaderos, llegaron por mar hace unos 6.000 años. Llevaron consigo toda sus conocimientos y produjeron el primer verdadero impacto humano: por toda la isla aparecieron casas, muros de piedra, cerámica, elementos artísticos, decorativos e incluso hay restos de una cierta actividad 'industrial', como la fabricación de hachas en gran escala.

Llegaron tarde pero fueron de los primeros pueblos en el mundo en crear objetos verdaderamente relevantes pertenecientes al ámbito de lo que hoy se conoce como arquitectura. Sus construcciones megalíticas siguen adornando hoy en día numerosos lugares del paisaje irlandés. Por tanto aunque la cultura popular piensa que esas construcciones son debidas a los celtas no es así, pues estos colonizaron Irlanda a partir de hace solo unos 2.500 años y ya se encontraron toda la isla llena de megalitos.

La concentración más relevante de estas construcciones se encuentra en el condado de Meath en un meandro del río Boyne, un paraje llamado 'Brú Na Boinne' que podría traducirse por 'Palacio del Boyne'. Se trata de una extensa necrópolis neolítica que data de hace unos 3.200 años, es decir, unos seiscientos años anterior a las pirámides y mil a Stonehenge. Sus construcciones fueron las estructuras artificiales más grandes de Irlanda hasta los castillos de los anglo-normandos, unos 4.000 años más tarde. Entre todas ellas destacan Dowth, Knowth y, sobre todo, Newgrange. Las tres son consideradas tumbas de corredor (túmulos que en interior tienen un corredor que termina en una cámara mortuoria), similares en concepto a las micénicas. Al que este interesado en profundizar algo más en los detalles le recomiendo que se lea el enlace anterior que habla de las tres tumbas, merece la pena.

Nosotros, con una interesante peripecia que quizá cuente en otro momento, visitamos Newgrange que es la mayor y la mejor conservada-restaurada y espectacular pensando en su contexto histórico. Lo más citado de su estructura es la orientación de su galería de 18 metros, directamente hacia el solsticio de invierno, de tal manera que cada año entre los días 19 y 23 de Diciembre el sol, a su salida, ilumina durante unos quince minutos todo el pasillo hasta la cámara.

Pero a mí lo que más me llamo la atención fue su bóveda (no se si será la primera conocida) y no tanto por su estructura, que también (esta intacta desde su construcción y allí se ve que nunca ha entrado el agua), sino, sobre todo, por su carácter de arquetipo. Me explicaré diciendo sencillamente que la bóveda de San Pedro en Roma responde al mismo diseño. Es como si en nuestro cerebro reptiliano estuviera inscrito que la mejor relación que podemos tener con el más allá antes y después de muertos es por medio de algo elevado (si nos lo podemos permitir, claro), llámese bóveda o pirámide.

Por último hay decir que, exactamente en este mismo meandro tuvo lugar en 1690 una de las batallas más importantes de la historia de Irlanda, quizá la que más. En otro momento, si llega la ocasión, me documentaré y hablaré sobre ella.

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