14 septiembre, 2010

Disonancia Cognitiva






Se trata de una sensación, algo que ‘siente’ nuestra ‘conciencia’, jeje ¡que polisémicas son estas dos! Su carácter es desagradable pudiendo ir desde un leve malestar hasta una gran ansiedad o desasosiego y pudiendo durar desde unos pocos segundos o minutos hasta días, semanas o meses. O al menos así he visto como se mostraba en el cine la literatura e incluso en la vida real. Hasta yo mismo lo he vivido ¿quién no?

Se produce habitualmente en alguno de estos escenarios en los que en general hay una contradicción entre dos ideas o entre una idea y un dato fáctico que puede ser un hecho o un comportamiento:

A/ Una pieza nueva de información desafía nuestras creencias.

B/ Actuamos de una manera inconsistente o contradictoria con nuestras creencias y supuestos previos.

C/ Nos vemos obligados que seguir una vía de actuación penosa o desagradable para conseguir un objetivo.

D/ La experiencia de algo deseado, quizá conseguido con esfuerzo, no satisface nuestras expectativas.

E/ No podemos conseguir algo que nos parece muy deseable (la zorra y las uvas).

F/ O simplemente tenemos que tomar una decisión importante.

La teoría dice que en este tipo de casos tendemos a buscar y adoptar fórmulas que reduzcan esa sensación desagradable, la disonancia cognitiva. Eso nos puede llevar a cambiar nuestras actitudes, creencias o acciones, según cual sea el caso o la persona concreta. Pero con más frecuencia se tiende a la negación (p.e. de un hecho), la justificación (p. e. de una línea de comportamiento) o a la culpabilización (p.e. de un tercero o de una situación).

Esta, así muy por encima y a mi manera, es la teoría.

En cuanto a los diversos y variados experimentos que se han hecho al respecto remito a los amables lectores a la Web u a otras fuentes. Es divertido e interesante por ejemplo la historia de como Leo Festinger, el creador de la teoría allá por los años cincuenta del pasado siglo, se las arreglo para ser testigo de su primer ‘experimento’ en ese campo. Sin embargo creo que por simple introspección o experiencia vital podemos ver que este fenómeno, llamémoslo como lo llamemos, es una realidad.