La Inteligencia del Enjambre

Hablábamos al principio de otra entrada de como en muchas especies animales las acciones individuales dan lugar a patrones de comportamientos colectivos que pasarían por inteligentes y desde luego por muy adaptativos.

Parece ser que está bastante claro ya que todos estos comportamientos, que tienen su función y producen patrones visuales, responden a una misma ley. Simple, pero compleja a la vez, y susceptible de ser simulada en un ordenador o, mejor, en una red neuronal.

Cada individuo responde con su comportamiento a estímulos que proceden únicamente de los otros individuos cercanos o con los que tiene contacto. La solución de cada uno es el resultado de la integración de una serie de señales emitidas por sus vecinos. Esas señales, integradas así dinámicamente mediante un complejo entramado de gradientes, generan cada solución individual, produciendo en tiempo real el comportamiento colectivo.


Probablemente una gran parte del comportamiento global de las células en un organismo pluricelular responde a leyes similares y, casi seguro, pasa lo mismo con la actividad cerebral. Pero donde está más claro este tipo de funcionamiento complejo, pues parece que lo dirige todo, es durante la embriogénesis.

Gran salto, ahora:

En un libro editado en el 2004 el penúltimo gurú de moda sienta el concepto de sabiduría o inteligencia colectiva en el campo de la toma de decisiones en grupos humanos: los grupos consiguen en muchos campos soluciones más inteligentes que los individuos aislados o que los expertos.

Si este enfoque resultará empíricamente validado ya no tendríamos únicamente un argumento ético para aspirar a una democracia avanzada, tendríamos también un fundamento científico. Aunque algunos de los de siempre vuelven a las andadas.

A mí, para todo esto, me gusta el nombre de Inteligencia del Enjambre.


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