01 noviembre, 2006

1984

Los Clásicos están para ser leídos y releídos.

Estos días Orwell me ha sido recordado:

En primer lugar por Azúa, me sumo a su amor y a sus razones. Y quiero añadir a las suyas la clarividencia, cualidad que Orwell mostró sobradamente en las tres obras que están al alcance del público normal de este país: '1984', 'Granja Animal' y 'Homenaje a Cataluña'. ¿Como es posible, por ejemplo, que fuera capaz de describir tan exactamente el estatismo soviético allá por el año 1949? Como bien recuerda Azúa esa clarividencia hizo que fuera considerado por muchos durante años un iluminado, un falsario, un reaccionario, un.....

En segundo lugar por Libro de Notas. Recomiendo leer completamente la conferencia de Jean-Claude Michéa y destaco algunos párrafos:

....'la primera lección política de la novela: aunque la rebelión del individuo ante un poder tiránico siempre es comprensible desde el punto de vista psicológico, nada garantiza, a priori, que las ideas y los actos que la materializan sean a su vez legítimos o simplemente eficaces. Lo cierto es que existen rebeliones alienadas, es decir, rebeliones que se ajustan perfectamente a la lógica de los sistemas que pretenden combatir y que suelen contribuir a reforzar sus efectos.'.....

....'La segunda lección consiste en que el amor al poder constituye el principal obstáculo que aleja a los hombres de una sociedad justa. Según la excelente fórmula de Sonia Orwell, una sociedad justa es una sociedad libre, igualitaria y decente (the free, equal, and decent society). En la medida en que la rebelión del intelectual moderno contra el orden establecido suele alimentarse de su propio resentimiento (a diferencia de los trabajadores y los humildes, en los que se trata del rechazo espontáneo a las injusticias reales que padecen o de las que son testigos), es lógico que el contexto intelectual de las sociedades contemporáneas, en su sentido más amplio, represente para Orwell la encarnación privilegiada de la voluntad de poder.'...

....'la mentalidad del hombre corriente (al que Orwell llama the common man o the ordinary people), es decir el hombre al que el poder deja indiferente y que para existir ante sí mismo, no experimenta la necesidad de ejercer un dominio violento sobre sus semejantes. Efectivamente, los ``sentimientos humanos corrientes'' se resumen en la capacidad para ``el amor, la amistad, la alegría de vivir, la risa, la curiosidad, el valor, la integridad'', de la que suelen carecer los poderosos. En su conjunto, estas disposiciones definen la common decency, esto es, la práctica cotidiana de la ayuda mutua y de la reciprocidad generosa, quizás ``innata'', y que, en cualquier caso, representa el mínimo necesario para cualquier buena vida y la condición indispensable para cualquier rebelión que aspire ser justa.'...

...'Así pues, el elogio de la common decency y la correspondiente crítica al resentimiento y a la voluntad de poder son indudablemente la característica más relevante del socialismo orwelliano: el verdadero revolucionario no es un puritano impulsado por lo que Spinoza denominaba las ``pasiones tristes'', más allá de la máscara que la retórica ideológica haya sabido imponerles. Su decencia innata, su generosidad natural y, sin duda, su sentido del humor lo sitúan en las antípodas de ese ``mundo de odio y eslóganes''...

...'legitimar un cierto grado de ``conservadurismo'' se deriva del imperativo de proteger el civismo y la lengua tradicional. Efectivamente, ninguna sociedad deseable puede existir, ni siquiera concebirse, si, de acuerdo con la tradición apocalíptica abierta por san Juan y san Agustín, la llegada del ``hombre nuevo'' depende de nuestra capacidad para hacer ``tabla rasa'' con el pasado. Por tanto, a no ser que contemos con las bases necesarias fundamentadas en un patrimonio antropológico, moral y lingüístico, resultará imposible cambiar la vida. Olvidar o rechazar estas premisas siempre ha llevado a los intelectuales ``revolucionarios'' a construir los sistemas políticos más asfixiantes que puedan imaginarse.'...

...'Desde esta perspectiva, triste aunque moderna, la única posibilidad que le restaba al término ``socialismo'' era convertirse en el otro nombre del desarrollo ad infinitum de la gran industria, y de forma generalizada, de la aprobación precrítica de la modernización integral e ilimitada del mundo: globalización de los intercambios, tiranía de los mercados financieros, urbanismo delirante, constante revolución de las tecnologías de la sobrecomunicación, etc.). Así pues, es lógico que el miedo patético por parecer ``desfasado'' en algo, sea lo que sea, un miedo que se erige en pensamiento en la mayoría de los intelectuales de izquierdas, haya acabado por sellar la actual unión entre el futuro radiante y el cibermundo y su complemento espiritual, el espíritu ``liberal-libertario'' que domina la falacia del mundo del espectáculo y de los medios de comunicación.' ...


Debido a este doble recordatorio leo de nuevo '1984' y me encuentro otra vez con una de las mejores distopías jamás descritas, probablemente la mejor, junto con 'Un Mundo Feliz' y 'Neuromante'. Esta última quizá menos conocida pero seguro la que mejor predice nuestro mundo actual, escrita curiosamente en ¡1984!

Por último quiero decir que este es
un año excelente para los amantes de Orwell pues además de Matar a un Elefante y otros escritos (Turner/FCE) se acaba de publicar también en castellano Orwell periodista. Artículos y reseñas en el Observer 1942-1949 (Global Rhythm Press) ¡Estamos de enhorabuena!

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