Cuesta de la Jama I
11/11/07
Ahora vamos a toda velocidad por una larguísima recta que conduce desde San Pedro de Atacama directamente a la cuesta de la Jama, también prácticamente recta y con una enorme pendiente que nos llevará a la frontera boliviana.
Quedábamos el otro día llegando a Jujuy al que bordeamos sin parar, adentrándonos inmediatamente por la parte sur de la Quebrada de Humahuaca, recientemente nombrada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad lo que ha hecho explosionar el número de sus visitantes. Viene de Norte a Sur desde la puna a los valles bajos del norte de Argentina y ha sido históricamente lugar de paso y comunicación obligado entre el altiplano boliviano y la Argentina (puna es el término utilizado en Argentina para altiplano).
Al poco de entrar desaparecen primero los árboles y, en pocos kilómetros, el resto de la vegetación. Como sucedía cada vez que pasábamos los Andes de Chile a Argentina en Patagonia hay un claro corte bioclimático. Tras recorrer un pequeño tramo nos desviamos a una quebrada lateral dirección oeste y paramos para dormir en Purmamarca que está en pleno crecimiento de su oferta turística pero manteniendo aún, y que dure, su estructura tradicional de casas de adobe con calles de piso de tierra. Nos damos un paseillo por allí antes de anochecer, cenamos y para la cama.
Al día siguiente iniciamos nuestro primer paso de los Andes de este a oeste. Comenzamos con la subida de un puerto de unos 4100 metros por una carretera zizagueante que iba dejando abajo y atrás la quebrada de Purmamarca. Subíamos el contrafuerte oriental del altiplano andino que se extiende desde el sur de Perú, pasando por Bolivia en su parte más ancha, hasta 200 Kmts. más al sur, en la provincia de Catamarca, hacia donde se va estrechando progresivamente. A nuestra altura tiene unos 250 Kmts. de ancho.
Pasado el mencionado puerto nos adentramos por tanto en el altiplano que en esta zona se compone de llanuras que suelen ser salares y pequeñas cadenas montañosas que atravesamos sin dificultad. El aire es completamente limpio y frío con una luz cegadora. El contrafuerte oriental que acabábamos de superar es de rocas sedimentarias, mientras que el occidental, más elevado, los Andes propiamente dichos, es volcánico y hacia alli nos dirigimos. Paramos a comer en mitad de un salar de tamaño mediano pero no por eso menos espectacular.
Después seguimos atravesando más salares, lagunas de diversos colores con sus flamencos y, finalmente, empezamos a ver los volcanes de la cordillera andina que, desde la perspectiva del altiplano, son preciosos aunque parecen casi bajitos (hasta 6.000 mts en este sector). El más imponente el Licancabur que flanquea la bajada al gran salar de Atacama que ahora mismo estamos haciendo en sentido contrario. El auto bajó en marchas cortas por una recta pendiente larguísima que salva el desnivel de casi 2.000 mts hasta el piso del salar. Llegamos a la frontera y tras el papeleo habitual nos alojamos en San Pedro de Atacama en donde pasaríamos las siguientes tres noches.