15 enero, 2007

La Izquierda Imposible



En una de las primeras entradas en este blog comenté (es el vértigo que caracteriza estos tiempos lo que hace que, pasados solamente unos pocos meses, parezca que ya deba utilizar el tiempo pasado, sin paliativos) lo siguiente: "En el mercado que nos ocupa, bajo el conjunto de las condiciones antedichas, un verdadero partido-programa de izquierdas no vendería ni un chicle, jamás alcanzaría el poder. Ahí está la raíz de la tan comentada crisis de identidad de las izquierdas."

Es hora de volver sobre este asunto y es necesario comenzar por conceptos que ya parecen algo olvidados o quizá definitivamente arrumbados.

Como por ejemplo que una verdadera izquierda ha de ser universalista en sus aspiraciones. ¿Que quiere decir esto? Hagamos memoria, es muy sencillo. Simplemente decimos con ello que toda propuesta de mejora y cambio se hace no para este o para aquél sino para toda la humanidad, sin distinción de ningún tipo. Es más si la propuesta que se haga en cada momento no puede ser universalizada probablemente no será verdaderamente progresista o de izquierdas. La vieja ética Kantiana: simple y sencilla, fácil de enseñar y de comprender.

¿Pasan hoy este sencillo test los programas de los partidos que se autodenominan de izquierdas y que nosotros conocemos?

Me parece que no. No es posible. Y no lo es porque sus propuestas, al dirigirse a su electorado natural, el de sus circunscripciónes, no son en absoluto universalistas. No son propuestas para todo el mundo, ni parece que lo puedan ser. El programa ha de adaptarse a sus votantes y así, tan sencillamente, deja de tener aspiraciones universales y ya no puede ser de izquierdas.

Nuestros partidos, de cualquier signo, solamente están interesados en nuestros intereses. O, mejor dicho, debe parecer que sobre todo les mueven nuestros intereses.

Y, como no puede ser de otra manera, nuestros intereses están por encima y se contraponen a los de otros muchos que, qué curioso, están en mucha peor situación.

¿Ejemplos? Los que queramos, ahí van solamente dos.

¿Que desean nuestros agricultores? Ayudas y protección, todos los partidos europeos apoyan esto ¿Que se consigue? Aquí se explica muy bien en un ejemplo que atañe a los malvados americanos. Europa se comporta en esto igual y con las mismas consecuencias ¿a quién le importa un pito que los marroquíes, al no poder cultivar y vender sus propios tomates, tengan que venir a España para cultivarlos para nuestros empresarios agrícolas? Bienestar para nuestro país y miseria para Marruecos.

¿Que desean nuestros obreros? Trabajo y mejoras sociales sin cuento, esto también es apoyado por todos. ¿Que se consigue en muchos casos? Lo que se explica aquí. Atención a la frase: "los gobiernos defienden su derecho a fabricar armamento". Y a exportarlo libremente que es aún mucho peor. España concretamente es el principal exportador mundial de municiones al África subsahariana . Pensemos por un momento en como está esa querida parte del mundo y que pasa con esas municiones que les vendemos. La parte 'bonita' de esta historia es que entre tanto nuestros queridos e izquierdosos sindicatos están encantados aunque les preocupa mucho la viabilidad del sector. Hay que comprenderlos, ellos también trabajan por el 'bienestar' de sus electores. Bienestar para nuestro país y muerte para los africanos, si ellos se quieren matar es en realidad su problema, aunque lo hagan inducidos por nuestras transnacionales y con nuestras balas.

¿Quieren más? Un pobre viejo con una demencia avanzada es 'castigado', muy a menudo de una manera bastante cruel dado su estado, con decenas o centenas de miles de euros o dólares sólo en asistencia sanitaria cuando millones de niños con todo un futuro por delante mueren de hambre ¡Que topicazo! Sí, pero así es la relidad. ¿Porqué? Porque el demente ha nacido donde ha nacido y tiene una serie de derechos, entre otros el de que se le castigue de esa manera en sus últimos meses. Son conquistas sociales de la izquierda. Los niños mencionados también han nacido donde han nacido y no tienen derecho a nada.

Seguimos por tanto en el medievo: por un lado la clase alta (occidente o el primer mundo) con toda su panoplia de derechos y por otro lado el resto, los siervos de la gleba, destinados a morir o malvivir por causa, entre otras cosas, de los derechos de los primeros. En aquellos lejanos y oscuros años también los caballeros y el clero pensaban sinceramente que tenían derecho a todo, por derecho divino. Nosotros por derecho de conquista: la del mundo, la de nuestros sacrosantos derechos individuales y colectivos, la de nuestras cacareadas conquistas sociales y la de toda nuestra riqueza. No tenemos porque renunciar a nada. No queremos. No es 'justo'. Es un atraso. Es nuestro mundo y queremos seguir en esa burbuja, allí arriba.
En los países de la "clase alta" ¿que partido que se presente con un programa que verdaderamente atienda a las necesidades de los siervos podría ganar ni un voto? Nuestras pseudoizquierdas también han sido devoradas por el ansia de riqueza y poder, han renunciado a cambiar el mundo pues solo quieren nuestro 'bienestar' y nuestro voto cómplice.

Y sin embargo quiero creer que es posible un proyecto que conserve lo mejor que hemos conseguido que y lo extienda por todas partes, al fin y al cabo lo más importante de ello son sólo ideas y conceptos, la mayoría tan viejos como la propia humanidad pero siempre poco o mal aplicados.

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