20 agosto, 2007

Et Hypotheses Non Fingo



"Rationem vero harum gravitatis proprietatum ex phænomenis nondum potui deducere, et hypotheses non fingo. Quicquid enim ex phænomenis non deducitur, hypothesis vocanda est; et hypotheses seu metaphysicæ, seu physicæ, seu qualitatum occultarum, seu mechanicæ, in philosophia experimentali locum non habent. In hac philosophia propositiones deducuntur ex phænomenis, et redduntur generales per inductionem."

"Hasta el momento no he podido deducir a partir de los fenómenos la razón de esas propiedades de la gravedad, y yo no hago hipótesis. Pues lo que no se deduce de los fenómenos ha de ser llamado hipótesis; y las hipótesis, bien metafísicas, bien físicas, o de cualidades ocultas, o mecánicas, no tienen lugar dentro de la filosofía experimental. En esta filosofía las proposiciones concretas son inferidas de los fenómenos, y posteriormente se generalizan por inducción"

Sir Isaac Newton: en el escolio a la segunda edición de su Philosophiae naturalis principia mathematica.


Metálogo de Gregory Bateson:


HIJA: Papá, ¿qué es un instinto?

PADRE: Un instinto, querida, es un principio explicativo.

H.: ¿Pero qué explica?

P.: Todo... casi absolutamente todo. Cualquier cosa que quieras explicar.

H.: No seas tonto: no explica la gravedad.

P.: No, pero eso es porque nadie quiere que el “instinto” explique la gravedad. Si lo quisieran, lo explicaría. Podríamos decir que la luna tiene un instinto cuya fuerza varía inversamente al cuadrado de la distancia...

H.: Pero eso no tiene sentido; papá.

P.: Claro que no, pero fuiste tú la que mencionó el instinto, no yo.

H.: Está bien... ¿pero qué es lo que explica la gravedad?

P.: Nada, querida, porque la gravedad es un principio explicativo.

H.: ¡Oh!

H.: ¿Quieres decir que no se puede usar un principio explicativo para explicar otro? ¿Nunca?

P.: Humm... casi nunca. Eso es lo que Newton quería decir cuando dijo: “Hypothesis non fingo”.

H.: ¿Y qué significa eso, por favor?

P.: Bueno, tú ya sabes qué son las hipótesis. Cualquier aserción que conecta una con otras dos aserciones descriptivas es una hipótesis. Si tú dices que hubo luna llena el 1º de febrero y nuevamente el 1º de marzo y luego conectas esas dos observaciones de alguna manera, es una hipótesis.

H.: Sí, y también sé qué quiere decir non, ¿pero qué es fingo?

P.: Bueno, fingo es una palabra que en latín tardío significa “hago”. Forma un sustantivo verbal “fictio”, del que procede nuestra palabra “ficción”.

H.: Papá, ¿quieres decir que Sir Isaac Newton pensaba que todas las hipótesis están compuestas como los cuentos?

P.: Si, precisamente.

H.: ¿Pero no descubrió la gravedad? ¿Con la manzana?

P.: No, querida. La inventó.

H.: ¡Oh! ¿Y quién inventó el instinto, papá?

P.: No lo sé. Probablemente sea bíblico.

H.: Pero si la idea de la gravedad conecta dos aserciones descriptivas, tiene que ser una hipótesis.

P.: Efectivamente.

H.: Entonces, Newton “fingó” una hipótesis, después de todo.

P.: Si, por cierto que lo hizo. Era un científico muy grande.

H.: Oh.



H.: Papá, ¿un principio explicativo es lo mismo que una hipótesis?

P.: Casi, pero no del todo. Verás: una hipótesis trata de explicar algo particular, pero un principio explicativo —como la gravedad o el instinto— no explica realmente nada. Es una especie de acuerdo convencional entre los científicos para no pasar más allá de cierto punto en su intento de explicar las cosas.

H.: ¿A eso se refería Newton? Si “gravedad” no explica nada sino es una especie de punto y aparte al final de una línea de explicación, entonces el inventar la gravedad no fue lo mismo que inventar una hipótesis, y podía decir que él no “fingó” ninguna hipótesis.

P.: Exacto. No hay explicación de un principio explicativo. Es como una “caja negra”.

H.: Oh.


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4 comentarios:

Anónimo dijo...

" He estudiado, ay, toda la filosofía,

También medicina y juristería

Y, lamentablemente, la teología.

Todo lo estudié con ardiente afán.

Pero, cual pobre necio me tienes aquí.

Pues ahora más ignorante que antes me hallo.

Me dicen Magíster y hasta Doctor.

Y hace más de diez años que en verdad lo soy.

Y con mis discípulos errante y cruzando los caminos voy.

Engañándolos, porque yo mismo no se donde estoy.

Y al comprender que nada podemos saber

Mi corazón a punto esta de fallecer.

He aquí porque a la magia me entregue:

A ver si la boca de algún espíritu con poder

me revele el misterio de un secreto saber

y me libere de que, tras amargo sudor,

Tenga que decir que no lo se, que nada se.

Que yo pueda descubrir lo que el mundo

contiene en lo más íntimo de su ser.

Y pueda mirar todo su poder creador y honda raíz,

Y con palabras huecas no tenga que contestar

Fausto (Goethe)

La traduccion no es muy buena, pero no es facil desde el aleman mantener las rimas,cosa que yo no hubiese hecho

Rosjunna

Anónimo dijo...

Conocer ha sido desde siempre, hasta nuestros días la gran preocupación del ser humano. Los griegos fueron, si bien no los iniciadores, los que se preocuparon por el estudio de la realidad y del hombre de manera sistemática y hasta crearon el instrumento que nos llevaría al pensar correcto. A Aristóteles debemos dar las gracias por elaborar el Organón, primer Instrumento practico para la aplicación del pensamiento.

Los griegos fueron los que legaron a la humanidad los grandes problemas, los grandes conceptos, los grandes paradigmas y hasta las grandes tragedias. Todo nuestro presente esta impregnado, del olor del mar Egeo. El conocimiento y la forma en que el hombre lo obtiene, fue parte de su preocupación y aun hoy, aunque desterrados, siguen siendo la base de las concepciones actuales. Según Berckhardt Todo conocimiento objetivo del universo sigue urdiendo, hasta hoy la tela que empezaron a tejer los griegos.

¿Pero, como iniciar este discurso sobre el conocimiento sin antes definirlo?. La definición del conocimiento, del conocer ha ocupado la mente de hombres eminentes, de pensadores lucidos, de teóricos y científicos excepcionales. La tarea ha sido ardua y no ha sido posible un consenso respecto al mismo. Con los fines de aclarar el termino, al cual nos referimos, tomaremos prestado de la Gnoseología o Teoría del conocimiento, algunas ideas: Conocer es aprehender teóricamente los objetos, sus modos y sus relaciones. El conocimiento no es otra cosa que el producto o resultado de la actividad de conocer. Todo conocimiento implica por lo tanto una relación y dos elementos: el sujeto que aprehende y el objeto que es aprehendido.

Sobre la naturaleza de esta relación Sujeto - Objeto se han presentado desde los tiempos de Aristóteles y Platón diferentes concepciones, que se han derivado, aunque con amplias y diversas modificaciones, de estos filósofos griegos. Estas concepciones o tendencias pueden agruparse en dos corrientes básicas: Idealistas y Realistas. Los idealistas plantean que el objeto es solo conocido a través de la sensación y la percepción, solo existe en la medida que es percibido (Berkeley). Descartes, llega mas allá, al afirmar que el pensamiento es la única base de certidumbre de su existencia personal: "pienso, luego existo". Los Realistas plantean que el objeto es lo que es y el sujeto tiene que aprehenderlo. El objeto se mantiene siempre inalterable. Para Gilson : La mayor diferencia entre el Idealismo y el Realismo consiste en que el primero piensa y el segundo conoce. Para el realista pensar es solamente ordenar conocimientos o reflexionar sobre su contenido, nunca pretenderá hacer del pensamiento el punto de partida. El idealista va del pensamiento al objeto, no puede saber si aquello de que parte corresponde o no al objeto.

En ambas concepciones la verdad del conocimiento, tiene carácter diferente. Los idealista pueden llegar a la verdad, puesto que son ellos los que crean el conocimiento, para los realistas, la reflexión y la organización del conocimiento puede estar equivocada o no concordar con la realidad. Sobre la verdad y los limites del conocimiento, encontramos en el devenir histórico diversas posiciones, de las cuáles solo señalaremos a grosso modo dos: Los dogmáticos, que sostienen que el conocimiento de verdades absolutas es posible y, los escépticos, que plantean la imposibilidad de llegar al conocimiento.

Antes de proseguir nos detendremos sobre los tipos de conocimiento: Conocimiento sensible, aprehende objetos reales, entendiendo por reales los que ocupan espacio y tiempo. Es proporcionado por los sentidos y la conciencia inmediata de nosotros mismos.. Conocimiento racional, aprehende objetos ideales o relaciones entre objetos reales. Objeto ideal es aquel que no ocupa espacio, ni tiempo, ( los números, los conceptos etc.). Este tipo de conocimiento da a la razón la posibilidad de captar lo ideal, sus relaciones y la relación de lo temporal - espacial.

Para unos esta posibilidad del ser humano, unida a la capacidad de la razón para averiguar como es la realidad en si, independiente de nuestro conocimiento sensible, es la forma de conocer el mundo que nos rodea y explicarnos a nosotros mismos. Esta posición se denomina racionalismo y contrasta con el empirismo, el cual plantea que el único conocimiento posible solo puede atribuírsele a la experiencia sensible. El empirismo alía a la experiencia sensible la razón, pero solo para relacionar datos y realizar inducciones.

Durante siglos se ha discutido sobre el origen del conocimiento, sobre la posibilidad de conocer, sobre la relación sujeto - objeto, y se llego a pensar, con el dominio del empirismo, que la realidad y los objetos o fenómenos que la componen eran susceptibles de ser aprehendidos .

Estas ideas que impregnaron a toda la sociedad y particularmente a las ciencias de la naturaleza, vive su momento de gloria durante el siglo XIX y principios del siglo XX.

Todavía, hoy quedan vestigios de esa concepción que asegura que el sujeto puede conocer al objeto, que podemos inferir leyes generales o al menos parciales de los fenómenos de la naturaleza. La fortaleza de esta creencia reside en el éxito que la aplicación del empirismo y del método inductivo, significó en la conquista de la naturaleza, empleo la palabra conquista, ex profeso, porque como lo señala Alan Watts: El hombre occidental siempre se ha sentido ajeno a la naturaleza, fuera de ella. Nunca se ha considerado integrado. Por lo tanto, su objetivo ha sido siempre conocerla para vencerla, comprenderla para dominarla. En fin, los resultados exitosos de esta concepción, los vivimos día a día y los avances tecnológicos y científicos se han dado con tal rapidez, que la vida de nuestros padres, nada tuvo que ver con la nuestra y la nuestra nada tendrá que ver con la de nuestros hijos. Obviamente, el éxito genera fe, y la creencia de que la ciencia era infalible y que el conocimiento de todo cuanto nos rodea era posible, se convirtió en una paradoja difícil de romper.

El Siglo XX nos depara nuevas sorpresas, nuevos descubrimientos acabaron con el mito del conocimiento, con el concepto de causalidad, con el determinismo, que creía en la existencia de leyes fijas, que determinaban el estado futuro de un sistema a partir del actual, en fin, acabaron con el andamiaje que se había montado para la representación de la diosa ciencia y comienza a derrumbarse, lo que durante dos siglos se creyó era el peldaño de llegada, la llave mágica de entrada, al cuarto donde todos los misterios serian develados.

Cuatro momentos históricos y coincidentes en el tiempo es conveniente señalar:


Los descubrimientos de Max Planck y su teoría cuántica. A partir de la cual toda ley debe formularse, como ley estadística, como probabilidad, acabando con el determinismo.


El principio de incertidumbre de Heinsenberg en el cual el objeto de estudio ya se modifica por el mero hecho de la observación.


Los descubrimiento de Einstein y su teoría de la relatividad, donde el tiempo y el espacio dejan de ser absolutos y la materia deja de ser eterna al transformarse en energía.


El principio de complementaridad de Niels Bohr donde plantea que en algunas situaciones un modelo no puede representar adecuadamente la realidad y por lo tanto necesitamos de otros modelos explicativos complementarios.

Estos cuatro acontecimientos traumáticos, para el ser humano en general, pero particularmente para el mundo científico, acaban con la concepción de la ciencia que desde Newton había prevalecido. Para emular a Khun, el viejo paradigma, había encontrado un numero significativo de hallazgos anómalos, que obligaba a la construcción de uno nuevo; que incidiría en otra forma de ver el mundo y de plantearse la ciencia.

Bajo esta nueva perspectiva, el sujeto solo puede aproximarse al conocimiento del acaecer, no al ser del objeto en si. Lo que elaboramos son modelos operacionales, no modelos reales de la naturaleza. Las leyes de la naturaleza son simplemente leyes humanas, reglas predictivas que hemos creado. La ciencia se convierte en mediciones, en regularidades estadísticas, nunca en certezas.

Nos despertamos del sueño del conocimiento, sencillamente no podemos aprehender los objetos. Confundimos la realidad con la representación que de ella hicimos. La ciencia, para el mismo Einstein "es una creación del espíritu humano con sus ideas y conceptos libremente inventados" . El sujeto siempre ha estado presente en el objeto, como indica Castilla del Pino "Lo acaecido en todo caso es una organización categorial de la realidad" .Durante siglo y medio viajamos en un barco construido con tal abundancia de hierro, que la aguja del compás apuntaba solo a la masa férrea del propio buque y no al norte. Con un barco semejante no hay modo de poner la proa a ninguna meta. Navega en circulo entregado a vientos y corrientes. Este símil expresado por Heinsenberg, señala claramente la situación de la ciencia en el pasado reciente.

Los cuatro descubrimientos señalados harán que el barco cambie de dirección, que se busquen nuevos instrumentos, que se señalen los limites de nuestra capacidad para conocer, pero, también ampliaran nuestra visión y nuestra perspectiva de la ciencia.

Para cerrar citaremos nuevamente a Goethe:

"Naturaleza tu nos circundas y firmemente nos sostienes en tus brazos. Impotentes somos de deshacernos de ti. Tampoco no es dado penetrar tus secretos, sin que sepamos porque y como, nos arrastras al torbellino de tu danza. Hasta que un día fatigados y dominados, nos desprendemos de tu regazo…

Rosjunna

Lagavulin dijo...

Querida Rosjunna:

Creo que el escrito que nos presentas es un tanto superficial y está lleno de topicazos sobre este asunto, bien es cierto que en el post yo también intento hacer un abordaje superficial y ligero.

Por comentar solo sobre lo dicho tras los cuatro revolucionarios descubrimientos de principios del siglo XX:

1-Esos descubrimientos y sus consecuencias ni acaban con la aportación a la ciencia de Newton, que es ingente y plenamente vigente (si no que se lo pregunten a los diseñadores de missiles o microscopios), ni suponen una modificación sustantiva del concepto general de Newton sobre la ciencia (o Filosofía Experimental), como se puede deducir leyendo nuevamente y con cuidado el único párrafo suyo de este post. Allí deja bien claro que las hipótesis, o explicaciones no basadas en los hechos, no tienen lugar en esa filosofía. Las proposiciones concretas, sin embargo, han de estar basadas en la realidad y devienen leyes solo por aplicación del método inductivo. Dicho de otra manera: Newton no pretende decir lo que es la realidad, solo describe lo que ve; recordemos que en lógica el método inductivo habla de lo que parece mientras que el deductivo (no preconizado por nuestro héroe) habla de lo que es (espero que no haya ningún lógico leyéndome). Ni que decir tiene que la ciencia actual sigue trabajando con el mismo método, y bien que le va.

2-Los hallazgos de la ciencia de siglo XX, encabezados por los citados y otros de similar importancia, efectivamente expanden y modifican nuestra visión del mundo pero tampoco son ni mucho menos la última verdad, serán a su vez ampliados y desbordados por otros por venir, como lo fue la mecánica de Newton por ellos.

3-Las implicaciones epistemológicas y también de otros tipos de esos descubrimientos han sido magnificadas y deformadas durante la segunda mitad del siglo pasado, particularmente por un grupo de ¿como llamarlos? ¿arribistas contadores de cuentos? ¿transformistas del lenguaje y del sentido? ¿pseudo-filósofos? me quedaré con la más clásica: sofistas, en el sentido platónico de la palabra. Esa banda, formada por franceses en su mayor parte (¿envidia de lo inglés?), ha extrapolado de la idea de que no podemos conocer la realidad en si misma, la de que no podemos conocer nada, que todo es subjetivo, relativo, cultural o como se lo quiera llamar. Vamos que ni las piedras caen, ni el sol se mueve por el cielo, ni a ningún macho se le levanta nada; no importa, tampoco existe la diferencia entre hembras y machos. Tanta negación, sin embargo, no les impide afirmar afirmar categóricamente que la astrofísica y la astrología tienen grados similares de verosimilitud. Afortunadamente parece que recientemente se está comenzando a detectar una fuerte reacción contra todo esto. Pues bien, a lo que iba, olisqueo el artículo que has citado y lo encuentro con un cierto tufillo de toda esa basura que describiría como mala metafísica convertida en ideología.

Perdón por el exabrupto final, es solo el principio de acción-reacción tan bien descrito por Newton.

P.D. es costumbre en este medio, al igual que en otros más arcaicos, citar a las fuentes.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

necesidad de comprobar:)