09 diciembre, 2006

Monarquía versus República


Es un viejo debate que reverdece periódicamente, particularmente en mi país.

Es posible que también lo haga en otros aunque siempre con la marcada asimetría derivada de que aquellos que ya viven bajo un gobierno republicano no se suelen plantear instaurar o reinstaurar la monárquica, esa institución aparentemente caduca, decorativa, sin sentido.

Supongo que el prestigio de la república es debido al flujo de la historia en los últimos doscientos treinta años. Particularmente deriva del mal funcionamiento de tres monarquías con gran peso específico, la francesa, la rusa y la china, con las correspondientes tormentas sociales y de ideas que cristalizaron en las tres revoluciones más emblemáticas con sus muy conocidas secuelas.

Interesa sobre todo que, tras la guerra de independencia de las colonias británicas en América y la revolución francesa en Europa, prácticamente todo el orbe americano cayó seducido bajo las nuevas ideas y acontecimientos, cristalizando todos los nuevos estados en la forma republicana precisamente por eso: por ser nuevos y por suceder todo en el momento en que sucedió.

Posteriormente, década tras década hasta la segunda guerra mundial, el progresivo triunfo en todos los ámbitos de los Estados Unidos eclipsó completamente los fracasos del resto de las nuevas repúblicas americanas y parcialmente el éxito de la antigua forma de gobierno en toda la enorme extensión del imperio británico.

Ya a lo largo del siglo XX la revoluciones de octubre y china terminaron con dos de las monarquías más importantes, por extensión y duración. Los acontecimientos ulteriores han llevado primero a la aparición de innumerables repúblicas de variado pelaje por doquier hasta llegar al momento actual, en que parece estar afianzándose progresivamente el triunfo del sistema democrático de gobierno.

En todo este proceso el número de países con monarquías no ha hecho más que descender.

Si además, ya en el plano teórico, añadimos a lo anterior el enorme peso específico de los pensadores que defienden las ideas republicanas (Montesquieu, Tocqueville...) parece que los monárquicos tienen la batalla completamente perdida. Aparentemente ese sistema no puede tener ya defensores pues no hay defensa posible.

Y sin embargo......

La historia fluye tal como la hemos contado pero también tiene su reflujo.

Es un hecho que de las veinte naciones que lideran el índice de desarrollo humano 2006 elaborado por la ONU doce son monarquías. Si tenemos en cuenta precisamente las pocas que van quedando la cifra es aún más llamativa.

Este hecho merece respeto, reflexión y discusión, no puede ser soslayado.

Es más, en la última consulta popular realizada al respecto (Australia1999) la monarquía ha sido refrendada.

Aparentemente pues, si nos atenemos a una justificación de la forma de gobierno meramente funcionalista, que por cierto es mejor y más clara que muchas otras, la monarquía, hoy en día, no sale mal parada sino todo lo contrario, se la puede defender perfectamente.

Hypotheses non fingo.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estás errando tus argumentos. No me extenderé, pero el ejemplo de la Monarquía refrendada en Australia no es un triunfo de la Monarquía, sino un triunfo de la clase política australiana que con el tipo de república propuesta como alternativa, nada tenía que perder si perdía la opción monárquica, y más que ganar con una república en la que "el jefe del Estado habría sido propuesto por el primer ministro, de acuerdo con el líder de la oposición, y aprobado por el Parlamento." Un sistema así supondría más corrupción que la que ahora hay.

Los australianos querían democracia para deshacerse de su clase política, pero ésta se ha blindado con un referendum del mismo estilo del que los españoles SI aprobamos en el 78. En este aspecto el pueblo australiano tiene todos mis respetos.

Pero si la república hubiera supuesto la elección separada del presidente, bye bye Windsord.

un saludo

Lagavulin dijo...

Karlitox:

Efectivamente lo que comentas sobre el referendum en Australia es correcto y yo lo sabía cuando escribí esta entrada: los australianos prefirieron seguir con la Monarquía que pasar a una pseudo-República.

Por tanto esa parte de mi argumento es levemente fraudulenta aunque el hecho en si mismo es cierto.

De todas maneras era una leve apoyatura que creo no invalida la línea principal de la argumentación.

Aprovecho para agradecerte que leas mi Blog y que lo hayas incluido en la columna lateral del tuyo.

Por último me gustaría solicitar tu permiso para, eventualmente, poder utilizar el esquema que tienes en la parte alta de la columna lateral de tu Blog y que denominas "El Problema", pues me parece un gran hallazgo por ser muy descriptivo de nuestra forma de gobierno.

Un saludo.