29 diciembre, 2006

Color Político


Fenómenos naturales como los ciclos de la luna, la deriva de los continentes, las migraciones de las aves, el comportamiento de los grandes felinos....

Artefactos como la rueda, un reloj, el motor de explosión, la penicilina..............

Comportamientos y sentimientos humanos básicos como la agresividad, la alegría, el dolor, el miedo......

Todo el mundo aceptará, supongo, que todo lo anterior carece de color político. Los grandes fenómenos naturales escapan de momento a nuestro control y los rasgos básicos de la naturaleza humana también. Respecto a estos últimos también hay acuerdo en que algunos de ellos deben ser, en la medida de lo posible, mitigados, reconducidos o paliados, según el caso.

Pero en otras muchas cosas.......

¿Como debería ser la red de metro de mi ciudad? ¿radial? ¿reticular? Incluso: ¿donde va la parada del autobús? ¿en esta esquina? ¿cien metros más allá?

Muchos piensan y nos quieren hacer pensar que estos asuntos y muchos otros similares ya tienen un tenue color. No es un color intenso, naturalmente, pero ya pueden tener un arrebol o, por el contrario, un azulete.

Yo pienso que, dado un monto decidido previamente para inversión y mantenimiento (que sí puede tener color y lo suele tener), la topología de una red de trasportes públicos es sencillamente correcta o incorrecta respecto a los fines que se persiguen y desde luego incolora. Es una decisión de orden técnico que por supuesto debe tener en cuenta muchas variables y que puede resultar finalmente más o menos acorde a los fines perseguidos. Estos generalmente suelen ser conseguir la mayor movilidad de los ciudadanos minimizando todo tipo de costes. Un objetivo difícil sin duda y habitualmente con varias soluciones posibles, cada una con sus ventajas y desventajas. Es natural pues que las diversas alternativas se puedan discutir, incluso acaloradamente, pero si todas ellas están guiadas por el objetivo último del bien común no tienen porque tener color. Una vez decidido lo que sea se pone en marcha y posteriormente las disfunciones que se constaten se intentan corregir.

Soy consciente de que todo lo dicho al estar tan simplificado es muy discutible, es un simple vistazo desde muy lejos.

Ahora, en ese mismo territorio superficial y distante, vamos a dar un gran salto.

Pensemos sobre la distribución del poder de un estado en su territorio. Sobre que asuntos se deben decidir en los distintos escalones de decisión que se articulan en estados concretos.

Pensemos pues y comparemos entre, por ejemplo, Francia, Alemania, USA, Brasil, Japón, España.... Cada uno con esa distribución cristalizada a su manera, según marcan sus constituciones.

Son desde luego topologías del poder bastante diferentes.

¿Tiene color político el grado de descentralización? ¿Es acaso el modelo francés más de izquierdas o más retrógrado que el alemán en este aspecto? ¿Es muy 'progre' o muy 'facha' centralizar o descentralizar las decisiones sobre ciertos asuntos?

Me da la impresión de que en mi país en concreto la aguja de marear sobre estos asuntos está completamente despistada. Debe tener algún extraño y poderoso imán muy cerca.

2 comentarios:

Argan dijo...

El color de lo que debería ser incoloro se da, si entiendo bien, cuando una política ya no es de Estado (esa ente abstracta, que obra por el bien común) sino de Gobierno (el de turno, ya sea carmesí o ultramar).

Esto me recuerda a Moreno, su metro, el pico y placa y la propuesta de urbanizar hasta Chía. Como sé que que sabes lo que es Heliopolís, no necesitarás más explicaciones.


He leído un par de entradas al azar. Me gusta este blog.

Lagavulin dijo...

Muchas gracias por pasarte por este blog que parece estar actualmente en hibernación. Comentarios como el tuyo quizá sirvan para que me anime a resucitarlo.