23 agosto, 2010

Cariñosamente Dedicado



Este vídeo es de interés para todo el mundo pero lo pongo, con todo el cariño, pensando en aquellos que tienen sangre Vigona. Ellos me entenderán (si me quieren entender).

Es largo pero divertido y con sustancia.



El ponente es Phil Plait, un conocido astrónomo y escéptico, con un blog dedicado a desmontar la mala astronomía.

Los subtítulos que algunos siempre agradecemos se los debemos a Juan José Sáenz.

5 comentarios:

Liki Fumei dijo...

Me doy por aludido, obviamente, aunque coincido poco con lo que manifiesta el Presidente de los Escépticos (soy muy escéptico hacia los presidentes).

Claro que pienso que la forma de avanzar no es, no suele ser, no debería ser la descalificación, la agresión, la vehemencia descontrolada, etc, etc, sino las de todo proceso más o menos relacionado con el conocimiento: la observación, la comparación de datos (que alguien tiene que validar como fiables), la experimentación, la reflexión y el establecimiento de hipótesis que después lleven a unas u otras conclusiones... o nuevamente a la duda y al desconocimiento. Y vuelta a empezar.

Lamentablemente, sin embargo, nos hallamos tan lejos de las bases mínimas para que eso se pueda producir en las relaciones entre humanos que -sin ser utópicos- a lo que se ve abocada la mente no creyente (creencia en sentido lato, en el mismo que él utiliza el término believers) al toparse con el muro infranqueable que supone el desprecio de los argumentos racionales y de los mecanismos a través de los cuales se adquiere el conocimiento, se ve abocada, decía, ora a la irritación, ora al pasotismo.

Y, aunque el goal pudiera ser otro, lo que más apetece es quitarse de en medio y no derrochar energías.

Espero que este tycoon del pensamiento escéptico siga dando sus charlas por doquier, se gane ampliamente la vida y quede tan satisfecho como parece haberlo estado de eludir con respuestas evasivas las categóricas chorradas de una teenager.

La verdad: me quedo con las actitudes del estilo Mosterín, y las reacciones contrarias del estilo de la de la imbécil Pajín, confirmatorias de haber dado en el clavo.

¡Qué se le va a hacer!

También estoy aprendiendo a callarme, lo cual me proporciona una mayor vida interior; se va comprendiendo aquel aforismo tan citado de Éluard, pero de una forma cada vez más amplia: 'hay otros mundos, pero están en éste'.

Salud (y pesetas).

Lagavulin dijo...

Jeje, Liki, sabía que te ibas a sentir aludido aunque te puedo asegurar que la entrada no estaba introducida pensando en tu caso concreto sino en los de todos aquellos que tenemos esa sangre Vigona.

La reflexión racional sobre el mundo es dura y difícil de transmitir,una lucha titánica como destaca el ponente. En su caso, al tratarse de un profesional de la cosa, es natural que elabore teorías y estrategias sobre como abordar el asunto.

En cuanto a los que nos dedicamos a otros menesteres es efectivamente mejor que nos limitemos a una actitud de mutismo-contención, sobre todo en los casos en los que 'el otro' no hace de su punto de vista un universal, es decir cuando este parece explicita o implícitamente como personal o subjetivo. Si las circunstancias son propicias incluso se puede hacer con esas personas un intento de iniciar una pequeña y civilizada reflexión.

Pero en realidad el problema es el otro tipo de persona: aquellos para quienes el asunto es una Verdad y por tanto indiscutible y, en consecuencia, predicable (Digno de ser predicado, DRAE dixit). ¿Cual debería ser la actitud ante estos?: ¿reflexión? ¿silencio en el espectro temeroso-despreciativo? ¿beligerante con todas las armas (incluyendo las no recomendadas por el ponente)? Supongo que la respuesta a esto es la de siempre: depende de la personalidad de cada uno así como de cada caso y sus circunstancias específicas.

Jejeje, muy bonito lo razonable y la teoría y las palabras cuando sabemos que lo que lleva en realidad el control, o lo que pronto prevalece, son las emociones y las pasiones, esas y no otras son las circunstancias específicas, la mayor parte de las veces.

Un besazo.

Lukosh dijo...

Holita Arturo,
la verdad es que no lo he leído todo (me he leído los subtítulos entre una traducción y otra, no lo he escuchado) y me rechinan frases como "esto es un misil" (o algo así), muy "american": ¡¡cómo les gusta hacer espectáculo con todo!!

De cualquier forma, por lo que he leído, desconfío de un "escéptico" con tono mesiánico (véase frases como la anterior) y que necesita englobarse en un grupo "los escépticos", que quiere suponer amenazado por una gran masa no-escéptica y retrógrada. El pertenecer a un grupo también me parece un modo de creer (en el otro) y el echar discursos con frases como la anterior una forma de querer imponer una verdad (la propia reafirmada por el grupo).

¿Por qué no se puede nacer escéptico (según lo que él dice)? Con tu dedicatoria ¿no estás prácticamente sosteniendo precisamente la tesis contraria?

No sé... Hoy estoy algo espesita, pensando en los trabajinis pendientes y, tal vez, mi razonamiento no sea muy lógico.

¡Espero que estéis bien Pepa y tú!
¡Besinis!

Lagavulin dijo...

Hola, Lucía.

En primer lugar gracias por pasarte por el blog y comentar, yo pensaba que por su falta de actividad ya no era leído por nadie. O sea que gracias otra vez por mirar de vez en cuando a ver si haya alguna novedad.

En realidad a mí la gracia del discurso de ese fulano me la hizo la parte final de su exposición. En ella aboga por un acercamiento más tranquilo y civilizado hacía lo que desde su punto de vista es la lucha del escéptico quien ha conseguido llegar a través de sus métodos (evidencia científica, contraste de pruebas, reflexión....) a la Verdad verdadera y debe intentar llevar al buen camino a los equivocados gentiles. Reconoce pues que el acercamiento habitual del escéptico en estas controversias es más bien emotivo, irracional y 'ad hóminen' y en consecuencia poco eficaz para conseguir su objetivo: convencer o 'convertir' al otro. Y la gracia para mí estuvo en que lo que él emite como un 'Sermón para los escépticos' yo lo recibí como un mensaje para mí mismo y para otros que comparten conmigo sangre vigona y decidí, sin pensarlo más, poner el discurso en blog. Muchas veces los que más presumimos de recionales somos los que hacemos el discurso más irracional en el calor de la polémica siendo, desde luego, sordos al otro.

Un abrazo.

Lukosh dijo...

Hola Arturo,
pues sí. Yo la verdad es que, entre traducción y traducción, miro bastantes cositas en Internet, para no aburrirme... Y, entre ellas, miro tu blog. ¡Y me gusta! : )

Si este hombre, con el comienzo de su discurso, quería demostrar que es un ejemplo viviente del acercamiento vehemente (y sordo y poco racional) de los escépticos a su "creencia" (aunque suene contradictorio), creo que ha dado en el clavo. Viéndolo así, ¡es una perfecta exposición!

Yo procuro tener los oídos siempre abiertos. Aunque tengo algunas ideas bastante claras sobre principios básicos que aplico a mi vida (no a la de los demás) suelo atender a argumentaciones y, si las encuentro convincentes, adoptarlas como parte de mí y de mi forma de vida: sin duda, para las argumentaciones impositivas, en las que creemos tener la verdad entre las manos (sea la verdad que sea, véase por ej. "que el escepticismo es la posición correcta"), no tengo oídos. Sólo debato con personas que sepan razonar y no imponer, he conocido a mucha gente (especialmente hombres) impositiva en sus razonamientos y con una coherencia mínima con respecto a las "grandes verdades" que defendían a capa y espada (nunca mejor dicho). Yo no pretendo convencer a nadie, creo que ése es un gran problema de los debates (tanto con escépticos como con no-escépticos). Tal vez el propio hecho de no estar seguros de nuestras ideas nos lleva a tratar de convencer a otros (como un modo de consolidar nuestra propia convicción). Yo trato de tener mis ideas y aceptar que los demás tengan otras; eso sí, no soporto que me quieran imponer ideas (por lo comentado previamente)... sin embargo, lo dicho, si las ideas vienen bien argumentadas sí puedo cambiar o "mejorar" mis propias ideas: trato siempre de aprender y mirar con los ojos de otros.

¡Buena semana!