¿Estará triste HAL?
Dado que no lo pude hacer en su momento hoy es un día mejor que otro cualquiera para acordarse de él al ser el décimo aniversario de su muerte.
El siete de marzo de 1999 fallecía Stanley Kubrick uno de los mayores cineastas de todos los tiempos, un verdadero genio del séptimo arte. Debería ser suficiente para acreditarlo el hecho de que en cualquiera de las listas elaboradas del tipo 'Las 100 primeras películas de historia' se encuentran invariablemente entre tres y cinco de las suyas. No está mal para alguien que solo tiene un total de doce películas comerciales.
Recuerdo perfectamente, hace la friolera de treinta años, cuando yo era estudiante en Oviedo, como todos los años reponían en los cines comerciales '2001', cosa que se hacía con muy pocas películas. O esa escena prodigiosa en la que combina al homínido golpeando huesos con esa tibia con la música del Zaratrusta de Strauss. O como salí sobrecogido y completamente emocionado del 'Palladium' la primera vez que vi 'la naranja'. O como estuve aterrado durante casi todo el visionado de 'El resplandor' desde la tercera fila del 'Campoamor', aún tengo en mi vista y en mis oídos el ritmo enervante de aquel niño rodando con el triciclo por aquellos largos pasillos enmoquetados. O la profunda emoción ética que me produjo cuando vi, ya en la Tv, 'Senderos de Gloria'. O la continua mezcla de carcajada y tensión de 'Dr Strangelove'. Todas me parecen verdaderas cumbres del séptimo arte y supongo que por eso aparecen una y otra vez en las citadas listas.
¿Que destacaría yo del cine de Kubrick?
-Su impresionante calidad estética.
-Como parte de lo anterior la maravillosa sintonía entre la imagen y el sonido.
-Su demoledora crítica de aspectos variados del sistema (la guerra en general en 'Senderos', la guerra fría en 'Dr Srangelove', el conductismo y el modelado social en 'La naranja'...).
-Su capacidad de emocionar, de la manera que fuere, en cada película.
-La variedad de los géneros abarcados, haciendo en cada uno de ellos verdaderas obras maestras.
En fin ahí queda todo esto, volveremos a verte una y otra vez, Stanley. Ojalá nos hubieras dejado aún más.
Veamos para terminar esos inigualables primeros siete minutos de '2001', pocas veces se ha hecho algo con tanta fuerza y carga simbólica.